Tabla de Posiciones:
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La historia comienza en el andén de una vieja estación de tren. Allí, los hermanos Pevensie, Lucía, Susana, Pedro y Edmundo, esperaban desanimados el tren que los llevaría a sus respectivas escuelas, pues las vacaciones habían terminado. De repente, Lucía sintió que tiraban de ella, como si una fuerza invisible quisiera llevársela a alguna parte, y los otros niños no tardaron en sentir lo mismo. "Esto es Magia, lo sé" dijo Edmundo, y casi al instante se encontraron entre una espesa vegetación, que les impedía ver donde estaban, pero ellos lo sabían muy bien. Estaban en Narnia, aquella fantástica tierra donde protagonizaron grandes aventuras, y donde alguna vez fueron Reyes y Reinas. Cuando empezaron a investigar el lugar, cayeron en la cuenta de que se encontraban en una isla, donde la única edificación que habia, eran las ruinas de un Castillo... el Castillo de Cair Paravel, donde habitó Pedro, como el Sumo Monarca de Narnia, en la Época de Oro. Los niños no podían creer que se trataba de Cair Paravel, pues tenía el aspecto de haber sobrevivido muchísimos años, pero no era posible... hacía solo un año de las aventuras que se relatan en “El León, la Bruja y el Ropero”. Atónitos por lo que veían, decidieron revisar el interior de las ruinas, para cerciorarse de que no estaban equivocados. Y no lo estaban. Allí encontraron los regalos que le habían hecho en una Navidad: el escudo y la espada de Pedro, el extracto de Flor de Fuego de Lucía, pero solo el arco de Susana: su cuerno no estaba. Pero algo no estaba bien Cair Paravel no estaba en una isla, sino en una península. Ya siendo de noche, los cuatro hermanos reflexionaron y Ed comprendió lo que sucedía: "Ya saben que, por mucho tiempo que pareciera que habíamos vivido en Narnia, cuando regresamos por el armario parecía que no había transcurrido ni un minuto ¿Por qué no podrían haber transcurrido cientos de años en Narnia mientras que sólo ha pasado un año para nosotros en casa?:" Mientras pensaban en lo insólito de la situación, oyeron a unos hombres que se acercaban en bote, y arrojaron una bolsa al agua, pero que temían acercarse a las Ruinas. Cuando comprendieron que lo que había en la bolsa era un ser vivo, un enano para ser exactos, Susana lanzó dos flechas que espantaron a los hombres, dejando libre al enano, y el bote a disposición de los niños. El enano resultó ser uno de los buenos, que había sido enviado por el príncipe de Narnia, Caspian X. Por supuesto, los Pevensie no sabían de tal hombre o niño, así que Trumpkin (ese era el nombre del enano) les relató la historia de los Telmarinos. El príncipe Caspian descendía de la estirpe de Caspian I, Rey de Telmar, conquistador de Narnia. Pero el padre de Caspian X había muerto, y el príncipe había quedado al cuidado de Miraz, hermano de Caspian IX y por el momento Rey de Narnia y emperador de las Islas Solitarias. Pero la parte más interesante del relato acerca de Caspian, empieza en una de sus clases con el Dr. Cornelius. El príncipe, se enteró por boca de su profesor que su tío planea asesinarlo para asegurarle el trono a su descendiente. Aterrorizado con la noticia, Caspian decidió escapar de las garras del Rey y se lanzó hacia el interior de Narnia, en una aventura desesperada. A su camino, Caspian se encontró con bestias parlantes, centauros y enanos dispuestos a ayudarlo a recuperar el trono, y desterrar al tirano Miraz. Juntos conspiran para usar el cuerno de la Reina Susana, para traer apoyo, pues “cuando te lleves el cuerno a los labios, dondequiera que estés, alguna clase de ayuda acudirá a socorrerte”. Claro, al hacer sonar el cuerno, la magia trajo de nuevo a Narnia a los Antiguos Reyes, que, desde luego, significaron una gran ayuda para Caspian y los suyos. Este fue el breve relato que Trumpkin hizo a los cuatro Reyes de antaño. Terminada la historia, los Pevensie decidieron que era hora de ponerse en marcha hacia el Altozano de Aslan, es decir, lo que había sido la Mesa de Piedra. Para salir de la Isla, los niños y el “Querido Amiguito” (QA), como llamaban al enano, se lanzan a un viaje hacia el encuentro de Caspian, primero en bote, para llegar al continente, y luego una escabrosa caminata hacia el punto de encuentro. En el camino, se encontraron con cruces donde debían decidir que camino seguir. En uno de esos momentos de meditación, fue que Lucía vio al León Aslan, aunque nadie le creyó cuando compartió su visión. Así que, muy amargamente y sin opción, se puso en camino con sus hermanos, lamentándose su mala suerte. Sin embargo, una noche, la más pequeña de los Pevensie sintió una vez más el llamado de Aslan, y esta vez lo siguió. La niña compartió con él sus pesares, cómo nadie la tenía en cuenta ni le creían. Aslan, sabiamente, le pidió que despertara e inste a los otros viajeros para que la siguieran, y para que uno a uno redescubran su presencia. Lucía lo hizo, y Ed fue el primero en creer en su palabra, seguido por Pedro, y luego Susana… el QA tuvo que soportar que Aslan le demostrara que era real. Luego del feliz encuentro, Aslan les dio instrucciones: los Hijos de Adán y el Hijo de la Tierra (el QA), debían dirigirse cuanto antes al Altozano; y las chicas irían con él. Las Reinas, en compañía de Aslan, emprenden un paseo, en el que conocieron a Baco y Sileno, con quienes pasaron una divertidísima velada. Los chicos y el QA, por su parte, se dirigieron al Altozano, donde presenciaron la revelación del plan de un enano que, junto a una bruja y un hombre lobo, quería traer del pasado a la Bruja Blanca. Allí protagonizaron una riña, y se encontraron al fin con Caspian. Pero Miraz se enteró de los planes del Príncipe para desterrarlo, y decidió atacar. Sin embargo, el Sumo Monarca Pedro y el Príncipe planearon un duelo hombre a hombre, para ver quién realmente merece ser Rey de los Narnianos. Así que, sin más, Pedro y Miraz se enfrentaron en un encarnizado duelo, en el que salió victorioso el Sumo Monarca. Pero el público telmarino, ajeno a todo acto de caballerosidad, acusan al Monarca Pedro de traición, y dos Lores, Glozelle y Sopespian, matan a Miraz y llaman a Telmar a las armas. Sin perder tiempo, Pedro y Edmundo reúnen a los Narnianos, y se da comienzo a una contienda, en la que la Vieja Narnia triunfa, con ayuda de los recién despertados Árboles, Náyades y Driades. Ganada la lucha y muerto el usurpador, el León Aslan coronó a Caspian como legítimo Rey de Narnia, y les dio la opción a los telmarinos de regresar a nuestro mundo a través de una puerta "entre los mundos". También los Reyes regresan a Inglaterra, luego de reconocer una triste condición: Susana y Pedro eran muy mayores para regresar a Narnia... Pero las aventuras nunca terminan. |